Recordamos a Enrique Schcolnik, una leyenda del packaging en América Latina y el mundo, fallecido un día como hoy, 5 de mayo, pero de 2010.
Hijo de inmigrantes judíos que llegaron desde la Rusia zarista, su padre Wolf se vinculó al negocio del empaque en su país natal y, tras encontrar allí diversos obstáculos, se trasladó a la Argentina en 1912. Luego de algunos años como operario de envasados, en 1919 fundó su propia fábrica dedicada al cartón.
Hacia 1940 la empresa estaba en crecimiento constante. Tras la muerte de Wolf, Enrique decidió no ejercer como abogado para dedicarse enteramente a la industria de su padre, a quien ya ayudaba en su época de estudiante.
Bajo su dirección, la empresa familiar diversificó su negocio y aumentó la producción. Enrique se convirtió en uno de los empresarios más destacados de la industria del envase, la celulosa y el papel.
En ese entonces, el nacimiento de los supermercados impulsó una revolución en la forma de consumo y una nueva industria de envasamiento.
“La fabricación del envase es creatividad. Cuando vamos al supermercado el envase es lo primero que miramos y es un poderoso argumento de venta”, definió Schcolnik.
Su propio negocio, el Instituto del Envase que presidió, y el trabajo solidario que emprendió desde la Fundación Schcolnik, promoviendo la educación y la cultura, dan pauta de la visión de este hombre.
Su biografía forma parte de “Doscientos uno – Retratos ilustrados”, un libro que publicamos en 2014. A través de las ilustraciones realizadas por Omar Panosetti, el libro comparte las vidas de personalidades judías destacadas, cuyo aporte fue y es sumamente significativo para nuestro país. El proyecto nació como una instalación realizada en la Feria Internacional del Libro de Frankfurt 2010, donde Argentina fue País Invitado de Honor en el año de su Bicentenario.
Pueden seguir al #CaledarioDeLaMemoria a través de las redes sociales de Arte y Producción: Facebook, Instagram y Twitter.