28 marzo 2024 / 18 Adar II 5784
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Abstracciones 1931-1940 – Juan del Prete (2006)

Espacio de Arte Muestras

JUAN DEL PRETE

Esta nueva presentación de obras abstractas de Juan del Prete, realizadas en la década del ‘30, brinda una oportunidad para reflexionar sobre cómo se construye la historia del modernismo argentino, y las dificultades que esta tarea presenta. Conviene recordar que Francia, para nuestros artistas nacidos a fines del siglo XIX, se constituyó en el lugar soñado y es allí donde se concentran los integrantes del llamado “Grupo de París”. Asisten a talleres en esta ciudad, incorporan avances formalistas, navegan en las aguas mansas del “llamado al orden”, conviven dentro de un estrecho y fraternal cenáculo, como lo relata Horacio Butler en sus memorias, alejados de los casi infranqueables arrecifes hacia donde los conducen las vanguardias.

Con excepción de Berni, ellos responden a ese psiquismo dominante en muchos intelectuales argentinos, esa relación entre “hijo temeroso (y putativo)” y “padre dominante” y, por lo tanto, no pueden menos que desconfiar de aquellas vanguardias que pretendían destruir la figura paternal. Muy diferente fue la actitud de Juan Del Prete, quien llega a París en 1930 con la ayuda de Amigos del Arte. Allí se encuentra con dos tendencias opuestas: el surrealismo, que ocupa el centro de la escena, y numerosos artistas, la mayoría extranjeros, que investigan en tomo a la abstracción y donde Torres-García juega un papel decisivo.

Del Prete logra exhibir sus pinturas en galerías y en el “Salon des Surindépendants”; se contacta con el uruguayo, adhiere al arte abstracto v participa del grupo internacional “Abstraction-Création”.

En 1933 retorna a Buenos Aires y exhibe sus obras abstractas y collages en Amigos del Arte. Muestra sus esculturas no figurativas un año después.

Del Prete desafía la escena de Buenos Aires, no sólo porque introduce obras abstractas, una novedad para el público, sino por su postura irreverente. En una reseña sin firmar aparecida en el diario La Prensa sobre la muestra de 1933, el crítico, luego de enfatizar la fuerza del artista como colorista, afirma que Del Prete se aleja más y más de sí mismo, y se deja seducir por el trabajo de ciertos famosos pintores del Viejo Mundo.

Respecto de sus pinturas abstractas, el mismo crítico observa el “descuido” con que el artista las había realizado. Sus primeros óleos abstractos son lienzos de formatos generosos, dentro del espíritu de la abstracción europea. En Buenos Aires emplea el cartón y utiliza formatos más pequeños, los que se exhiben en esta muestra, junto a un grupo de dibujos y esculturas. Desesperanzado por la pobre recepción crítica y la actitud negativa del coleccionismo hacia su obra abstracta, Del Prete retorna a una representación esquemática de la figura humana. Podría decirse, al analizar la situación del arte argentino en el ’30, que él encabeza la lista de “modernistas no deseados”. La falta de espacio en su taller lo fuerza a revisar sus trabajos, y así destruye mucha de su obra abstracta, documentada en la publicación Obras destruidas, con fotos del artista y un texto de Yente, su esposa.

Cuando en el ‘40 una nueva generación de abstractos invade la escena artística de Buenos Aires, Del Prete retorna al arte no-figurativo y se alinea con los concretos. Esta intencionalidad, en medio del “furor” desatado por los concretos, los madís y los perceptistas, resulta “una suerte de herética humorada” ya que el empaste sensual, expresivo y casi grumoso de sus obras podría leerse como una desacralización de los conceptos puristas, en abierta contradicción con el canon del Arte Concreto. Sus trabajos, emotivos y sensuales, expresan una actitud instintiva y un cierto barroquismo en el tratamiento de las formas y el empleo del color. A la crítica de su tiempo le resultó difícil aceptar su exuberancia expresiva.

Cuando se analiza los textos de Romero Brest sobre su obra, cabría preguntarse si estos comentarios no obedecerían más al desinterés del crítico por las manifestaciones informalistas que a un análisis desapasionado de estas prácticas. (Romero fue un defensor acérrimo de la abstracción geométrica y recién se interesa por el Informalismo en el Di Tella).

El tamaño acotado de esta nueva sala que se suma a la oferta cultural porteña (donde se mostró con éxito la obra de Yente), requiere operaciones de recorte, por lo que ambas muestras también resultan útiles como índices. Sería deseable construir un discurso más abarcativo que examine en profundidad la problemática de nuestros “modernistas no deseados” y sus diferentes cruces e interrelaciones, en un contexto histórico apropiado.

Podría afirmarse que la explosiva y casi descontrolada sensibilidad de Del Prete es una de las principales características de su variado, colorido y provocativo mundo. Su color repulsivo, como apunta Gumier Maier, subraya su eterna no complacencia.

En otras palabras, él hace caso omiso a las demandas de la crítica de su tiempo que le reclama por su falta de disciplina interior y capacidad de reflexión; actúa con la ferocidad de un fauve.

Del Prete contribuye al arte argentino con su vitalidad, su audacia y su auto-suficiencia, lo que atrae hoy a los artistas más jóvenes.

Mario H. Gradowczyk

FICHA TÉCNICA

Título: Abstracciones 1931-1940
Artista: Juan del Prete
Fecha: Abril de 2006
Se expuso en Espacio de Arte AMIA
Se realizó un catálogo para esta muestra

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